domingo, 27 de septiembre de 2009

Oración por las Vocaciones.


Oh Jesús, Pastor eterno de las almas, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada, Señor, necesitamos mayor numero de Sacerdotes, multiplica las vocaciones y santifica más y más a nuestros Sacerdotes. Te lo pedimos por tu dulce y santa Madre.Oh Jesús danos sacerdotes santos según tu Corazón.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Los Veteros: Testigos de la Resurrección de Cristo.


“Con su Resurrección Cristo ha cambiado en auroras todos los ocasos de la vida.” San Clemente de Alejandría

Hermanos y hermanas:

¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!

La Columna vertebral de la Iglesia Vetero es: La Resurrección del Señor Jesús, ya que es ella la que nos da nueva Vida.
San Pablo nos dice:
-“Y si Cristo no Resucitó, el mensaje que predicamos no vale para nada, ni tampoco vale para nada la Fe que ustedes tienen.” (1 Co 15,14)

La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, del cual Él es la cabeza. ¿podría estar vivo un cuerpo cuya cabeza estuviera muerto? Claro que no, la Iglesia es un cuerpo vivo porque Cristo esta vivo, esta Resucitado y glorioso.

Las grandes religiones tienen peregrinaciones obligatorias a las tumbas de su fundador,¿por qué los cristianos no tenemos una peregrinación ala tumba de Cristo? Porque la tumba esta vacía, porque Cristo Resucito.

No podemos seguir buscando entre los muertos al que esta vivo: a Jesús. (Lc 24,5) Es por su Resurrección que nosotros podemos compartir su vida Divina.

A lo largo de los siglos, la Iglesia se ha visto engalanada con la Sangre de millones de mártires(Dn 12,2-3; Jn 11,24; 2 Mac 7,23), los cuales murieron con la esperanza de Resucitar el ultimo día, cuando Cristo vuelva a premiar a sus hijos y a castigar a los malhechores (Mt 25,31-36).

Hoy en día, la Iglesia Vetero es:
-Testigo.
-Discípulos y
-Apóstoles de la Resurrección del Señor Jesús.

Nuestra Iglesia no inventa dogmas, nuestra Iglesia no predica sobre política, nuestra Iglesia no predica sobre cuestiones ajenas a la Fe. Nuestra Iglesia predica sobre un único tema: Cristo Resucitado.
La teología Sacramental, la moral, la teología dogmática, la exégesis, todo gira alrededor de la Resurrección del Señor.

Nuestra amada Iglesia va caminando, va peregrinando en esta tierra con una sola esperanza: Resucitar el ultimo día para estar con el Señor Jesús.
Esto hace que todo el sufrimiento, la persecución, el hambre, la pobreza, la persecución, todo sea visto como poca cosa si lo comparamos con la esperanza de resucitara una vida gloriosa. “Comparamos que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habemos de ver después.” Rom 8,18

San Juan nos dice: “Y aunque no sabemos todavía lo que seremos después, sabemos que cuando Jesucristo aparezca seremos como Él, porque lo veremos tal como es.” (1 Jn 3,2)

La Iglesia Vetero, la cuales la Familia de Dios (1 Tim 3,15), lucha por amor a Cristo y por amor a la Iglesia contra las malignas fuerzas demoníacas.

Los Veteros tenemos muyen claro cual es nuestra Escatología. Los Veteros esperamos por el regreso glorioso de nuestro Gran Dios y Salador Jesucristo (Tito 2,13).

Para los Veteros, todo es un gesto de esperanza nacido del infinito amor de Dios. Todo aun la muerte. “Para los buenos, la muerte es un puerto de descanso, para los malos es un naufragio.” San Ambrosio.

Este es uno de los muchos frutos que se vive por el simple hecho de ser Vetero. El árbol se conoce por sus frutos. Estos son los frutos de la Iglesia Vetero. Esta es la Doctrina de la Iglesia Vetero. La Iglesia Vetero es la Iglesia que Cristo fundo, sostiene y guía misericordiosamente.

Los Veteros repetimos la frase de san Isidoro:
“Vida del cuerpo es el alma, y vida del alma Dios.”

¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!

Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Carta de Hilda Guzmán González.


Hace algunos días, la comunidad de la que soy parte, la Iglesia Católica Tradicionalista en México, pasaba momentos difíciles y hasta amargos: por un lado, el universal problema de la economía, por el otro, el descubrimiento de que algunos que llegaron a nuestra comunidad lo hicieron sin buenas intenciones, y al marcharse se fueron tratando de hacer el mayor mal posible, entre otras cosas.
Creo que todos hemos pasado momentos en que el mundo parece caérsenos encima, y en los que parece nos quedamos solos, como lo expresaba en uno de sus poemas Octavio Paz...”todo está oscuro y sin salida...”, sin embargo, por la gracia de Dios somos capaces de dejar que la Luz haga lo propio e ilumine esa “oscuridad” en la que creemos estar. Para muchas personas, en cuyas vidas no hay esperanza ni fe, los acontecimientos difíciles, y aún los de la vida cotidiana, son una carga muy pesada que no tiene sentido alguno ser llevada. La pobreza, la falta de comodidades, los problemas familiares, todo es insoportable, y en verdad lo es: Sin Dios, nada tiene sentido. Con Dios, todo tiene un porqué.
Tengo una admiración tremenda por aquellos que a pesar de las dificultades que día a día pasan, son capaces de dar gracias a Dios por ello, y de no ver las penurias de la vida como una “maldición”, como “mala suerte”, sino que en sus corazones creen que Dios es siempre fiel, y que si permite tales o cuales cosas es para un bien mayor, aunque de momento no entendamos.
La vida siempre nos ofrecerá alegrías y tristezas, y pasaremos momentos que no quisiéramos, pero ánimo: Dios pagará al ciento por uno la fidelidad de que somos capaces, Que Dios nos permita consolarnos y tener una latente esperanza en las palabras de este hermoso salmo:
“...los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares,
Al ir, iban llorando, sembrando la semilla;
Al volver, vuelven cantando,
Trayendo sus gavillas.”
Hilda Guzmán González.

Para conocer a la Iglesia Católica Tradicionalista en México.


La Fe de la Iglesia Católica Tradicionalista en México.

I.- Nuestra Iglesia se define en si misma como una Iglesia Trinitaria. Para Nosotros, el único objeto de nuestra Adoración es Dios Trino y Uno: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

II.- Aceptamos los primeros Cinco Concilios Ecuménicos.

III.- Reconocemos que hay otras Comunidades Eclesiales que han conservado parte de la Fe Católica, algunas han conservado la Sucesión Apostólica y algunos de los Sacramentos.

IV.- Reconocemos en el Obispo de Roma (el Papa) un lugar muy especial: una Primacía de Honor. Pero rechazamos tajantemente el dogma de la Infabilidad Papal, que desde nuestro punto de vista es una herejía. Rechazamos la Autoridad jurisdiccional del Papa sobre todas las demás Iglesias Nacionales o locales. Todas las Iglesias locales (Diócesis) o regionales (Arquidiócesis =Nacionales). Rechazamos tanto la Infabilidad Papal como su jurisdicción Universal sobre toda la Iglesia por ir en contra del “Sensus Fidelis” (El Consenso de la FE, es decir, por contradecir la Tradición de 2000 años de la Fe).

V.- Reconocemos que el Espíritu Santo es el Vicario de Cristo, es el alma de la Iglesia. El Espíritu Santo es la fuerza que nos impulsa, es la mano que nos sostiene, es la santidad que nos llena.

VI.- Creemos que la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios escrita, con sus 73 libros.

VII.- Conservamos los 7 Sacramentos: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Matrimonio, Reconciliación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.

VIII.- Conservamos la Sucesión Apostólica. Conservamos el Triple ministerio de Obispos, Sacerdotes y Diáconos. Los Obispos, Sacerdotes y Diáconos pueden ser casados o célibes.

IX.-El Matrimonio es indisoluble, no existe el divorcio. Pero existe la Nulidad Matrimonial. Investigación eclesial mediante la cual un Tribunal eclesial declara si hubo motivos por los cuales algún Matrimonio no reunió los requisitos canónicos y haya sido Nulo.

X.- Creemos que la Virgen María es la Madre de Dios, la Primera entre los santos y siempre Virgen.

XI.- El Sacramento de la Reconciliación puede ser con Confesión Auricular privada o en Confesión general durante la Santa misa.

XII.- La Comunión es en ambas especies.

Los Veteros: Los amigos de Cristo...


“Los setenta y dos regresaron muy contentos, diciendo:
-Señor, hasta los demonios nos obedecen en tu Nombre!
Jesús les dijo:
-Sí, pues yo vi que Satanás caía del Cielo como un rayo...” Lc 10,18

Hermanos y hermanas en Cristo Jesús:

¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!

Uno de los signos Mesiánicos más claros en el ministerio de Cristo fue el expulsar a los demonios, fue el exorcizarlos (exorcizarlos) este poder fue dejado por Cristo a SU Iglesia, es por ello que la Iglesia Vetero (Vetero) tiene el poder de expulsar demonios (demonios).

La Iglesia Vetero conciente de la Misión que Cristo le confió lucha contra los demonios a través de los exorcismos. Que triste que hoy en día haya gente e iglesias que dudan de la existencia de Satanás, es tanto como poner en duda la Palabra de Dios.

Todos los días, a lo largo del mundo surgen más y más casos de posesión demoníaca a causa de que cada día hay más personas que se han alejado de Cristo, que han abandonado su Fe en el Señor Jesús y han terminado en cultos paganos o verdaderamente satánicos.

La Iglesia Vetero es signo vivo del poder de Cristo en el mundo en la lucha contra el poder del mal. En esta lucha la Victoria es de nuestro Señor Jesús, pero el demonio, sabiendo que le queda poco tiempo, lanza su ultimo gran ataque (Ap 12,12).
¿Significa que estamos en los “últimos días”? Significa que estamos en la última etapa de la Salvación. Y en esta etapa Dios, en su sabiduría les a permitido a los demonios hacer una lucha más abierta contra la Iglesia de Dios, contra la Iglesia Vetero.
En tiempos de nuestro Señor Jesús, aparte de luchar contra los poderes del infierno, tuvo que luchar contra los diferentes grupos religiosos de aquel tiempo. Todos los grupos religiosos o partidos se odiaban entre sí, pero se unieron para una causa común: Atacar a Cristo y a la Iglesia que Él había fundado.
Hoy en día, vemos que la Iglesia Vetero se enfrenta no solo a los ataques de los demonios, también se enfrenta a loa ataques de los diferentes grupos religiosos, los cuales se odian entre si, pero, se unen para hacer causa común para atacar a la Iglesia Vetero. En Cristo, YA somos triunfadores, pero debemos seguir en esta lucha, debemos redoblar la oración, debemos ser más fervorosos en la vida Sacramental, en el amor para con el prójimo y sobre todo, para con Dios.

Hermanos:
Aunque parezca que el mal va ganando, siempre el triunfo definitivo es y será de Cristo.

La Iglesia Vetero es LA DEPOSITARIA (Depositaria) del Poder de Cristo (como el Padre me envío, así yo los envío a ustedes Jn 20,21), para Expulsar demonios Mc 16,17, para Predicar el Evangelio (Mt 28,19) sin deformaciones o intereses políticos, económicos o morales.

Cada vez que sufrimos persecución o marginación por ser Veteros, es una ratificación de que somos la Iglesia de Cristo, ya que Él mismo lo dijo: “Y aun llegara el momento en que cualquiera que los mate creerá que así presta un servicio a Dios. Esto lo hacen porque nonos han conocido ni al Padre ni a mi.” Jn 16,2-3

Esto es un gran privilegio, ya que el día en que Cristo nos llamo a ser Veteros, ese mismo día y por ese mismo hecho nos llamo a ser sus AMIGOS: SOMOS LOSAMIGOS DE CRISTO. Jn 15,15

¡Bendito y alabado sea Dios que nos ha llamado a ser Veteros! ¡Bendito sea Dios que nos concedió esta gracia tan bella y tan especial!

El día más feliz de mi vida fue cundo ingrese a la Iglesia Vetero, y de esta Iglesia jamás saldré. En la Iglesia Vetero encontré lo que mi alma anhelaba: a Cristo.
En la Iglesia Vetero encontré la VERDADERA Doctrina que Cristo dejo y que los apóstoles predicaron. En la Iglesia Vetero encontré el amor y la libertad que solo la Santísima Trinidad puede comunicar. En la Iglesia Vetero encontré la fortaleza y la esperanza que siempre busque, y es que en la Iglesia Vetero se vive la vida de Dios. Entrar a la Iglesia Vetero es entrar al Cielo.

¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!

Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.

lunes, 21 de septiembre de 2009

¡¡Muchas gracias!!


“Que nadie se engañe, si alguien se aparta del Altar de Dios, se priva del Pan de Dios...solamente es valida la eucaristía que es Celebrada por el Obispo o por cualquiera que tenga de el su autorización...” San Ignacio de Antioquia.

Hermanos y hermanas en Cristo:

¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!

Les agradezco a todos mis hermanos Veteros y a mis amigos que me escribieron o que me llamaron por teléfono y que estuvieron haciendo oración por mi primer aniversario de Consagración Episcopal.

Dios les pagara con creces sus atenciones, su amor para conmigo y sus buenos deseos.

Sigamos trabajando duro por nuestra amada Iglesia Vetero.

Su hermano y amigo:

Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.

sábado, 19 de septiembre de 2009

¡¡Muchas felicidades Monseñor ++Victor!!

Hermanos y hermanas en Cristo:

La Iglesia Católica Tradicionalista en México felicita a Monseñor ++Victor Hugo García Cortés en su primer aniversario de su Consagración Episcopal.
¡¡Muchas felicitaciones!! ¡¡Gracias por ser nuestro Pastor, Padre espiritual y Amigo!!
Como regalo ofrecemos nuestras oraciones por nuestro Arzobispo y refrenamos nuestro amor y obediencia a su persona.

¡¡Dios lo colme de gracias y de bendiciones y le conceda muchos años de vida!!

Atte.
Clero y laicos de la Iglesia Católica Tradicionalista en México.


jueves, 17 de septiembre de 2009

El Santo Sacrificio de la Misa...


SIGNIFICADO DE LA SANTA MISA
Llegó el día de la fiesta de los panes sin levadura, en que se debía sacrificar el cordero de Pascua.Entonces Jesús envió a Pedro y a Juan diciéndoles: “Vayan a preparar lo necesario para que celebremos la Cena de Pascua".( Lucas 22, 7-8)Al atardecer de aquel día, llego Jesús con los doce (Marcos 14, 17). Se sentó a la mesa con los apóstoles y les dijo:”yo tenia gran deseo de comer esta pascua con ustedes antes de padecer” (Lucas 22, 14). Después tomó pan, lo bendijo y dando gracias, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: “Tomen, esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes para el perdón de sus pecados, haced esto en memoria mía” (Lucas 22, 19-20). Tomó luego una copa y después de dar gracias, se la entregó a sus discípulos diciendo: “Esto es mi sangre, sangre de la nueva Alianza, que será derramada por una muchedumbre para la remisión de los pecados” (Marcos 14, 23-24 y Mateo 26, 28).
Cristo, Sumo Sacerdote ofrece a sus apóstoles un cuerpo que será entregado (sacrificado) y una sangre que será derramada. Durante la Ultima Cena, Nuestro Señor Jesucristo ofrece su cuerpo y su sangre a los apóstoles; al día siguiente se ofrece en Alma y en Divinidad al Padre Celestial en el Calvario para cumplir así su voluntad y abrirnos las puertas del Cielo. En este contexto, se formó el puente de Dios con los hombres que a través de los hijos predilectos de la Santísima Virgen Maria, los Sacerdotes, se transmite la Gracia Divina a través de la Consagración del pan y del vino convertido por sus manos consagradas en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Bendito Señor Jesucristo.
La Santa Misa es el Alma de nuestra Iglesia Católica, instituida por Nuestro Señor Jesucristo en la Última Cena, antes de padecer su dolorosa Pasión. La Misa guarda una íntima relación con la última Cena, porque ésta fue la primera Misa celebrada por Cristo, las que siguen después son el cumplimiento de las palabras que entonces pronunció: "Haced esto en memoria mía" y desde entonces, en cada Celebración Eucarística (Misa) Jesús se da a nosotros como el Pan de Vida bajado del cielo y por Fe, creemos en las palabras de Jesús plasmadas en el evangelio de San Juan que dijo: “En Verdad les digo, si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su Sangre, no viven de verdad. El que come de mi carne y bebe de mi Sangre, vive de vida eterna, y yo lo resucitare en el último día". (Juan 6, 53-54). ¡Que llamado tan hermoso!, ¡que profundidad de su pedido, asistir a la Santa Misa y comer de su Cuerpo y de su Sangre!

El nombre. El sacrificio eucarístico ha recibido diversos nombres en el transcurso de los siglos. Y así
a) EN LA SAGRADA ESCRITURA se la designa con los nombres de «fracción del pan» (Hch 2,42; 1 Cor. 10, 16) y «cena del Señor» (I Cor. 11,20)
b) ENTRE LOS GRIEGOS se emplearon las expresiones “celebración del misterio”; “culto latréutico”; “operación de lo sagrado”; “colecta o reunión”, etc. El nombre más frecuente y común después del siglo IV es el de “liturgia”, “sacro ministerio”, derivado de “ministrar”.
c) ENTRE LOS LATINOS recibió los nombres de «colecta» o «congrega­ción» del pueblo; «acción», por antonomasia; «sacrificio», «oblación», etc. Pero a partir del siglo IV el nombre más frecuente y común es el de misa.
La palabra misa proviene del verbo latino mittere, que significa enviar. Es una forma derivada y vulgar de la palabra misión, del mismo modo que las expresiones, corrientes en la Edad Media, de «colecta, confesa, accesa se toman por «colección, confesión, accesión».
La expresión misa la derivan algunos de las preces dirigidas o enviadas a Dios (a precibus missis); otros, de la dimisión o despedida de los catecúmenos, que no podían asistir a la celebración del misterio eucarístico, sino sólo a la introducción preparatoria (hasta el credo). Según parece, al principio designaba únicamente la ceremonia de despedir a los catecúmenos; después significó las ceremonias e instrucciones que la precedían (misa de catecúmenos); más tarde, la celebración del misterio eucarístico (misa de los fieles), que venía a continuación de la de los catecúmenos; finalmente se designó con la palabra misa toda la celebración del sacrificio eucarístico, desde el principio hasta el fin. Este es el sentido que tiene en la actualidad.
96. 2. La realidad. Puede darse una triple definición de la misa: metafísica, física y descriptiva. La primera sé limita a señalar el género y la diferencia específica; la segunda expresa, además, la materia y la forma del sacrificio del altar; la tercera describe con detalle el santo sacrificio.
a) Definición metafísica: es el sacrificio que renueva el mismo de la cruz en su ser objetivo.
En esta definición, la palabra sacrificio expresa el género; y el resto de la fórmula, la diferencia específica.
b) Definición física: es el sacrificio inmolativo del cuerpo de Cristo realizado en la cruz y renovado en su ser objetivo bajo las especies sacramentales de pan y vino.
En esta definición, la materia es el cuerpo de Cristo presente bajo las especies sacramentales; la forma es el sacrificio inmolativo realizado en la cruz en cuanto renovado en su ser objetivo. En esta misma forma puede distinguirse la razón genérica (sacrificio) y la razón específica (inmolado en la cruz y renovado en el altar).
c) Definición descriptiva: es el sacrificio incruento de la Nueva Ley que conmemora y renueva el del Calvario, en el cual se ofrece a Dios, en mística inmolación, el cuerpo y la sangre de Cristo bajo las especies sacramentales de pan _y vino, realizado por el mismo Cristo, a través de su legítimo ministro, para reconocer el supremo dominio de Dios y aplicarnos los méritos del sacri­ficio de la cruz.
En sus lugares correspondientes iremos examinando cada uno de los elementos de esta definición
97. 3. Errores. En torno al sacrificio de la misa se han re­gistrado en el transcurso de los siglos muchos errores y herejías. He aquí los principales a) Los petrobrusianos, valdenses, cátaros y albigenses (siglos XII y XIII) negaron por diversos motivos que en la santa misa se ofrezca a Dios un verdadero y propio sacrificio.
b) Los falsos reformadores (Wicleff, Lutero, Calvino, Melanchton, etcétera) niegan también el carácter sacrificial de la santa misa.
c) Muchos racionalistas modernos y la mayor parte de las sectas pro­testantes hacen eco a estos viejos errores y herejías.
98. 4. Doctrina católica. Vamos a precisarla en dos con­clusiones
Conclusión I.ª En la santa misa se ofrece a Dios un verdadero y propio sacrificio. (De fe divina, expresamente definida.)
He aquí las pruebas:
1º. LA SAGRADA ESCRITURA. El sacrificio del altar fue anunciado o prefigurado en el Antiguo Testamento y tuvo su realización en el Nuevo. Recogemos algunos textos
a) El sacrificio de Melquisedec: «Y Melquisedec, rey de Salem, sacando pan y vino, como era sacerdote del Dios Altísimo, bendijo a Abrahán, di­ciendo...» (Gen. I4, I8-19).
Ahora bien: según se nos dice en la misma Escritura, Cristo es sacer­dote eterno según el orden de Melquisedec (Ps. 109,4; Hebr. 5,5 - 9). Luego debe ofrecer un sacrificio eterno a base de pan y vino, como el del antiguo profeta. He ahí la santa misa, prefigurada en el sacrificio de Melquisedec.
b) El vaticinio de Malaquías: «No tengo en vosotros complacencia al­guna, dice Yavé Sebaot; no me son gratas las ofrendas de vuestras manos. Porque desde la salida del sol hasta el ocaso es grande mi nombre entre las gentes y en todo lugar se ofrece a mi nombre un sacrificio humeante y una oblación pura, pues grande es mi nombre entre las gentes, dice Yavé Se­baot» (Mal. I, 10-11).
Estas palabras, según la interpretación de los Santos Padres y de la mo­derna exégesis bíblica, se refieren al tiempo mesiánico, anuncian el verda­dero sacrificio postmesiánico y responden de lleno y en absoluto al santo sacrificio de la misa.
c) La institución de la eucaristía. Cristo alude claramente al carácter sacrificial de la eucaristía cuando dice
«Esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros. Haced esto en me­moria mía... Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros» (Lc. 22,19-20).
2º. Los SANTOS PADRES. La tradición cristiana interpretó siempre en este sentido los datos de la Escritura que acabamos de citar. Son innume­rables los testimonios.
3º. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo enseñó repetidamente en todas las épocas de la historia.
4º. LA RAZÓN TEOLÓGICA ofrece varios argumentos de conveniencia. He aquí algunos.
a) No hay religión alguna sin sacrificio, que es de derecho natural (1)
Ahora bien: la religión más perfecta del mundo como única revelada por Dios-es la cristiana. Luego tiene que tener su sacrificio verdadero y propio, que no es otro que la santa misa.
b) La santa misa reúne en grado eminente todas las condiciones que requiere el sacrificio. Luego lo es. Más adelante veremos cómo se cumplen, efectivamente, en la santa misa todas las condiciones del sacrificio.
c) El Nuevo Testamento es mucho más perfecto que el Antiguo. Ahora bien: en la Antigua Ley se ofrecían a Dios verdaderos sacrificios -entre los que destaca el del cordero pascual, figura emocionante de la inmolación de Cristo (cf I Cor. 5,7)-; luego la Nueva Ley ha de tener también su sacrificio propio, que no puede ser otro qué la renovación del sacrificio del Calvario, o sea, la santa misa.
Conclusión 2.ª El sacrificio de la cruz y el sacrificio del altar son uno solo e idéntico sacrificio, sin más diferencia que el modo de ofrecerse: cruento en la cruz e incruento en el altar. (Doctrina católica.)
Consta por los siguientes lugares teológicos:
1º. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo enseña
«Idéntico, pues, es el sacerdote, Jesucristo, cuya sagrada persona está representada por su ministro...
Igualmente idéntica es la víctima; es decir, el mismo divino Redentor, según su humana naturaleza y en la realidad de su cuerpo y de su sangre. Es diferente, sin embargo, el modo como Cristo es ofrecido. Pues en la cruz se ofreció a sí mismo y sus dolores a Dios, y la inmolación de la víctima fue llevada a cabo por medio de su muerte cruenta, sufrida volun­tariamente. Sobre el altar, en cambio, a causa del estado glorioso de su hu­mana naturaleza, la muerte no tiene ya dominio sobre El (Rom. 6,9) y, por tanto, no es posible la efusión de sangre. Mas la divina sabiduría ha encontrado un medio admirable de hacer patente con signos exteriores, que son símbolos de muerte, el sacrificio de nuestro Redentor» (2).
2º. Los SANTOS PADRES. Lo repiten unánimemente. Por vía de ejemplo, he aquí un texto muy expresivo de San Juan Crisóstomo:
« ¿Acaso no ofrecemos todos los días?... Ofrecemos siempre el mismo (sacrificio); no ahora una oveja y mañana otra, sino siempre la misma. Por esta razón es uno el sacrificio; ¿acaso por el hecho de ofrecerse en muchos lugares son muchos Cristos? De ninguna manera, sino un solo Cristo en todas partes; aquí íntegro y allí también, un solo cuerpo. Luego así como ofrecido en muchos lugares es un solo cuerpo y no muchos cuerpos, así también es un solo sacrificio» (3).
3º. LA RAZÓN TEOLÓGICA. He aquí cómo se expresa Santo Tomás: «Este sacramento se llama sacrificio por representar la pasión de Cristo, y hostia en cuanto que contiene al mismo Cristo, que es «hostia de suavidad», en frase del Apóstol» (III, 73, 4 ad 3).
«Como la celebración de este sacramento es imagen representativa de la pasión de Cristo, el altar es representación de la cruz, en la que Cristo se inmoló en propia figura» (83,2 ad 2).
«No ofrecemos nosotros otra oblación distinta de la que Cristo ofrecié por nosotros, es a saber, su sangre preciosa. Por lo que no es otra oblación, sino conmemoración de aquella hostia que Cristo ofreció» (In ep. ad Hebr. 10, I).
Recogiendo todos estos elementos, escribe con acierto un teólogo contemporáneo
«Este sacrificio eucarístico es idéntico el de la cruz, no solamente porque es idéntico el principal oferente, Cristo, y la hostia ofrecida, Cristo paciente, sino, además, porque es una misma la oblación u ofrecimiento de Cristo en la cruz, sacramentalmente renovada en el altar. Esta oblación constituye el ele­mento formal de todo sacrificio. Sin esta unidad de oblación no se da ver­dadera unidad e identidad del sacrificio de la cruz y del altar» (4).
No hay, pues-como quieren algunos teólogos-, diferencia específica entre el sacrificio de la cruz y el del altar, sino sólo diferencia numérica; a no ser que la diferencia específica se coloque únicamente en el modo de ofrecerlo, porque es evidente que el modo cruento y el incruento son espe­cíficamente distintos entre sí. Pero esta diferencia puramente modal no esta­blece diferenciación alguna en el sacrificio en sí mismo, que es específicamente idéntico en el Calvario y en el altar.
Corolarios.
1º. El sacrificio de la cena fue también en sí mismo verdadero y propio sacrificio, aunque por orden al sacrificio de la cruz que había de realizarse al día siguiente. La razón es porque hubo en él todos los elementos esenciales del sacrificio: sacerdote oferente, víctima e inmola­ción mística o sacramental, significada por la separación de las dos especies.
2°. Luego el sacrificio de la cena, el de la cruz y el del altar son específicamente idénticos, aunque haya entre ellos un conjunto de diferencias accidentales, que en nada comprometen aquella identidad específica esen­cial. El de la cena anunció el de la cruz, cuyos méritos nos aplica el del altar.
3°. El sacrificio del altar recoge, elevándolas al infinito, las tres formas de sacrificio que se ofrecían a Dios en el Antiguo Testamento:
a) el holocausto, porque la mística oblación de la Víctima divina significa el recono­cimiento de nuestra servidumbre ante Dios mucho más perfectamente que la total combustión del animal que inmolaban los sacerdotes de la Antigua Ley;
b) la hostia pacífica, porque el sacrificio eucarístico es incruento y carece, por lo mismo, del horror de la sangre; y del sacrificio por el pecado, porque representa la muerte expiatoria de Cristo y nos la aplica a nosotros. Un tesoro, en fin, de valor rigurosamente infinito.
¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!
Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.

Horario de la Santa Misa y otras Celebraciones...

Horario de la Santa Misa:

Santa Misa Rezada.
Lunes 8:00 p.m.
Martes 8:00 p.m.
Miercoles 8:00 p.m.
Jueves 8:00 p.m.

Santa Misa Solemne.
Domingo 10: 00 a.m.

Confesiones:
Antes de cada santa Misa.

Misas de Sanación y de Liberación.
El Primer domingo de cada Mes a las 10:00 a.m.

Adoración al Santísimo Sacramento:
Jueves 8:45 p.m.

Unción de los enfermos y Viático.
Cuando se solicite.

Consejería.
Llamar para sacar cita.

Bendiciones.
Llamar para sacar citas.

Clases.
Domingos de 11:00 a.m. a 2:00 p.m.

Para los Sacramentos del Santo Bautismo, de la Confirmación, Matrimonio, Primera Comunión o para la Misa de 15 años, llamar a la Oficina Diocesana para poner una fecha.

¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!

Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica tradicionalista en México.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La Ley de Dios.


La Ley de Cristo:
I.- Amar a Dios sobre todas las cosas.
II.- Amar al prójimo como a uno mismo.




Los Diez mandamientos de la Ley de Dios.

El primero, amarás a Dios sobre todas las cosas.
El segundo, no tomarás el nombre de Dios en vano.
El tercero, santificarás las fiestas.
El cuarto, honrarás a tu padre y a tu madre.
El quinto, no matarás.
El sexto, no cometerás actos impuros.
El séptimo, no robarás.
El octavo, no dirás falso testimonio ni mentirás.
El noveno, no consentirás pensamientos ni deseos impuros.
El décimo, no codiciarás los bienes ajenos.

LOS MANDAMIENTOSDE LA IGLESIA
1) OIR MISA ENTERA LOS DOMINGOS Y FIESTAS DE GUARDAR:
2) CONFESAR LOS PECADOS MORTALES, CUANDO MENOS UNA VEZ AL AÑO, EN PELIGRO DE MUERTE Y SI SE VA A COMULGAR:

3) COMULGAR POR PASCUA DE RESURRECCIÓN.
4) AYUNAR CUANDO LO MANDA LA SANTA MADRE IGLESIA:
5) AYUDAR A LA IGLESIA EN SUS NECESIDADES MATERIALES:


martes, 15 de septiembre de 2009

¡Viva México!

Hermanos y hermanas en Cristo:

La Iglesia Católica Tradicionalista en México se llena de alegría por un aniversario más de su independencia. Un año más de ser un País autónomo. Dios bendiga abundantemente a nuestro amado País.

¡Virgen de Guadalupe intercede ante tu Divino Hijo por nuestro amado País!

¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!

Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.


Amor y perdon: fundamentos de la Iglesia Vetero...


Hermanos y hermanas en Cristo:

¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!

“Pero yo le digo: amén a sus enemigos, , bendigan a los que los maldicen, hagan el bien a los que los odian, y oren por quienes los ultrajan y persiguen. Así serán hijos de su Padre que esta en el Cielo...” Mt 5,44-45

Todos los días, nos damos cuenta que el Evangelio es un absurdo para los que no tienen el espíritu del Señor, algunos con tal de desacreditar la Sagrada Escritura, lo primero que dicen es: No se puede tomar literalmente... para así tratar de justificarse y seguir en el mal camino. Hay gente que prefiere vivir en el pecado, los vicios o la superstición a afrontar la realidad: Cristo nos exige un compromiso.

Los que hemos sido llamados por Dios a la Iglesia Vetero, nos vemos constantemente atacados, ultrajados y difamados, en la mayoría de los casos lo hacen por la espalda, ya que de frente no pueden por cobardía y porque la VERDAD saldría a la luz.

Y por lo regular, los que nos atacan son los que, como dice la Sagrada Escritura: Aun mi mejor amigo, en quien yo confiaba, el que comía conmigo, se ha vuelto contra mi. Sal 41,9
Como fue el caso de Judas que traiciono al Señor Jesús.

¿Cuál debe ser la actitud de los Veteros? ¿Qué debemos hacer ante los ataques, las calumnias y demás?
“Si alguien te pega en una mejilla ofrécele también la otra.” Mt 5,39 Jamás deberemos buscar la venganza. Hay un único Juez: Cristo, y un día nos hemos de presentar ante su tribunal para ser juzgados 2 Cor 5,10

Desde Cristo, pasando por los santos apóstoles y mártires, siempre los seguidores de Cristo hemos sido atacados de todas las formas pasadas. La VERDAD no puede ser silenciada por nadie ni por nada, porque la VERDAD es Cristo.

A la mayoría nos a pasado o nos pasara como al profeta Jeremías, cuando sufría persecución: “Señor, tú me engañaste, y yo me deje engañar; eras más fuerte y me venciste. A todas horas soy motivo de risa; todos se burlan de mi. Siempre que hablo es para anunciar violencia y destrucción; continuamente me insultan y me hacen burla, porque anuncio tu Palabra. Si digo, No pensare más en el Señor, no volvere a hablar más en su Nombre,” entonces tu Palabra en mi interior se convierte en un fuego que devora, en un fuego que cala hasta los huesos. Trato de contenerla pero no puedo. Jer 20,7-9

Nosotros estamos en la Iglesia de Cristo, en la Iglesia Vetero. Es normal que el diablo descargue todos sus ataques contra nosotros, es normal que tanta gente levante la voz y sus puños contra nosotros.

Pero les pregunto, ¿Dónde esta el imperio romano que perseguía a los cristianos de los primeros siglos? ¿Dónde esta Arrio y su herejía? ¿Cómo termino Judas después de que traiciono al que le dio de comer, su amistad y el llamado apostólico?

El mal no lo manda Dios, solo lo permite como una oportunidad para que le demostremos nuestra fidelidad para con Él ( Job 1-3). Lo permite para demostrar que las tinieblas jamás podrán apagarla luz (Jn 1,4-5).

En esta lucha, no estamos solos, Cristo va a nuestro lado y en su debido momento desplegara todo su poder. La Virgen María y todos los Santos interceden por nosotros.

Cristo enseño que el que quiera ser su discípulo deberá tomar su cruz y seguirlo (Mc 834), y nuestra cruz es la fidelidad del Evangelio. Seria más fácil el odiar, el pecar, el dedicarse a creer en supersticiones, pero ya no seriamos fieles seguidores de Cristo. No se puede seguir a Cristo a nuestra manera, solo a la manera del Evangelio.

Dios es amor (1 Jn 4,8) y POR SER HIJOS DE Dios debemos amar a todos, aunque los demás nos odien o nos ataquen.

Si del Señor, dijeron que estaba endemoniado, ¿qué dirán de nosotros? Hermanos, no se asusten, ya si el demonio y sus secuaces atacan, es que vamos por buen camino, asustémonos cuando no lo hagan.

¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!

Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.

La barca...


“Otra vez comenzó Jesús a enseñar a la orilla del lago, como se reunió una gran multitud, Jesús subió a una barca que había en el lago y se sentó, mientras la gente se quedaba en la orilla. Entonces se puso a enseñarles muchas cosas por medio de parábolas.” Mc 4,1-2

Hermanos y hermanas en Cristo:

¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!

Hace unos días una persona me dijo, Si Cristo es el que salva, ¿Para que la Iglesia? Y si hay muchas iglesias, ¿para qué la Iglesia Vetero? Tratare de responder.

Solo somos salvos por “Cristo, con Él y en Él”, el es el Señor de señores y el Rey de reyes (Ap 19,16) y por eso mismo al Nombre de Jesús toda rodilla se dobla (Fil 2,5-11).

Cristo instituyo UNA sola Iglesia (Mt 16,18) la cual sostiene y defiende la verdad (1 Tim 3,15), la Iglesia es la Casa de Dios y la puerta del Cielo (Gen 28,17). La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo ( 1 Cor 12,27). A lo largo de los siglos, el Cuerpo místico de Cristo, mediante el cual su mensaje, pero sobre todo, su obra redentora se actualizaba en el mundo se fue dividiendo, hasta el tiempo presente, donde todos los días surgen más y más iglesias, que nada tienen que ver ni con la Doctrina, la Moral, la Fe, los Sacramentos y el amor que Cristo nos dejo.
Cristo nos salva, pero es la Iglesia el instrumento mediante el cual Cristo alcanza a las personas.

En la televisión por Cable, hay muchos canales que son culturales, pero que sacan programas que son una verdadera basura. Programas que tratan de negar la Divinidad de Cristo, su Resurrección, o que tratan de probar que Cristo tuvo esposa y que la Virgen María tuvo más hijos aparte de Cristo. Claro esta que nunca prueban nada, pero en la mente de muchos dejan la duda sembrada, tal como lo hace Satán (Mt 13,24-30).
Ante esto, en vez de que las iglesias cristianas levanten la voz, defiendan el rebaño que Cristo les a confiado y del cual le darán cuentas un día (Heb 13,17), en vez de ello, hablan de política o de asuntos que en nada ayudan a la Salvación de las almas.

Es en esta situación donde aparece la Iglesia Vetero. La Iglesia Vetero es como aquella barca, pequeña y aparentemente frágil, pero es capaz de llevar a nuestro Señor en su interior. Es en esta barca, pequeña e insignificante (para los ojos del mundo) en la que Cristo a decidido sentarse y enseñar al mundo entero. Es en esta barquita (la cual es nuestra amada Iglesia Vetero), en la cual Cristo va reuniendo a los que escuchan su voz y deciden dejarlo todo para seguirlo a Él.
Tan importante es la Iglesia, que el autor de la Carta a los Hebreos dice: No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino démonos ánimo unos a otros; y tanto más que vemos que el día del Señor se acerca. (Heb 10,25).

La Iglesia Vetero navega por los mares turbulentos del mundo, pero sabemos que no a de naufragar, ya que Cristo es el Capitán del Barco. Cuando alguien ataca a la Iglesia Vetero, debe saber que es a Cristo mismo a quien ataca, y de Dios nadie se burla.

Cristo es nuestra fortaleza, Cristo es nuestro Señor. Para los miembros de la Iglesia Vetero la vida es Cristo y la muerte es ganancia (Fil 1,21), ya que nos resulta difícil decidirnos por una de las dos cosas: por un lado desearíamos morir para ir y estar con Cristo, pues eso seria mucho mejor para nosotros, pero por otro lado, a causa de la gente que no conoce a Cristo, es más necesario que sigamos viviendo(Fil 1,23-24).

Si eres Vetero, dale gracias a Dios por haberte llamado a subirte a SU barca y ser parte del grupo de sus elegidos.
Si todavía no eres parte de la Iglesia Vetero, haz mucha oración y pídele a nuestro Señor que te conceda la gracia de un día llegar a ser parte del rebaño en el que Cristo es el Pastor (Jn 10,11).

¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!

Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.

La barca...


“Otra vez comenzó Jesús a enseñar a la orilla del lago, como se reunió una gran multitud, Jesús subió a una barca que había en el lago y se sentó, mientras la gente se quedaba en la orilla. Entonces se puso a enseñarles muchas cosas por medio de parábolas.” Mc 4,1-2

Hermanos y hermanas en Cristo:

¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!

Hace unos días una persona me dijo, Si Cristo es el que salva, ¿Para que la Iglesia? Y si hay muchas iglesias, ¿para qué la Iglesia Vetero? Tratare de responder.

Solo somos salvos por “Cristo, con Él y en Él”, el es el Señor de señores y el Rey de reyes (Ap 19,16) y por eso mismo al Nombre de Jesús toda rodilla se dobla (Fil 2,5-11).

Cristo instituyo UNA sola Iglesia (Mt 16,18) la cual sostiene y defiende la verdad (1 Tim 3,15), la Iglesia es la Casa de Dios y la puerta del Cielo (Gen 28,17). La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo ( 1 Cor 12,27). A lo largo de los siglos, el Cuerpo místico de Cristo, mediante el cual su mensaje, pero sobre todo, su obra redentora se actualizaba en el mundo se fue dividiendo, hasta el tiempo presente, donde todos los días surgen más y más iglesias, que nada tienen que ver ni con la Doctrina, la Moral, la Fe, los Sacramentos y el amor que Cristo nos dejo.
Cristo nos salva, pero es la Iglesia el instrumento mediante el cual Cristo alcanza a las personas.

En la televisión por Cable, hay muchos canales que son culturales, pero que sacan programas que son una verdadera basura. Programas que tratan de negar la Divinidad de Cristo, su Resurrección, o que tratan de probar que Cristo tuvo esposa y que la Virgen María tuvo más hijos aparte de Cristo. Claro esta que nunca prueban nada, pero en la mente de muchos dejan la duda sembrada, tal como lo hace Satán (Mt 13,24-30).
Ante esto, en vez de que las iglesias cristianas levanten la voz, defiendan el rebaño que Cristo les a confiado y del cual le darán cuentas un día (Heb 13,17), en vez de ello, hablan de política o de asuntos que en nada ayudan a la Salvación de las almas.

Es en esta situación donde aparece la Iglesia Vetero. La Iglesia Vetero es como aquella barca, pequeña y aparentemente frágil, pero es capaz de llevar a nuestro Señor en su interior. Es en esta barca, pequeña e insignificante (para los ojos del mundo) en la que Cristo a decidido sentarse y enseñar al mundo entero. Es en esta barquita (la cual es nuestra amada Iglesia Vetero), en la cual Cristo va reuniendo a los que escuchan su voz y deciden dejarlo todo para seguirlo a Él.
Tan importante es la Iglesia, que el autor de la Carta a los Hebreos dice: No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino démonos ánimo unos a otros; y tanto más que vemos que el día del Señor se acerca. (Heb 10,25).

La Iglesia Vetero navega por los mares turbulentos del mundo, pero sabemos que no a de naufragar, ya que Cristo es el Capitán del Barco. Cuando alguien ataca a la Iglesia Vetero, debe saber que es a Cristo mismo a quien ataca, y de Dios nadie se burla.

Cristo es nuestra fortaleza, Cristo es nuestro Señor. Para los miembros de la Iglesia Vetero la vida es Cristo y la muerte es ganancia (Fil 1,21), ya que nos resulta difícil decidirnos por una de las dos cosas: por un lado desearíamos morir para ir y estar con Cristo, pues eso seria mucho mejor para nosotros, pero por otro lado, a causa de la gente que no conoce a Cristo, es más necesario que sigamos viviendo(Fil 1,23-24).

Si eres Vetero, dale gracias a Dios por haberte llamado a subirte a SU barca y ser parte del grupo de sus elegidos.
Si todavía no eres parte de la Iglesia Vetero, haz mucha oración y pídele a nuestro Señor que te conceda la gracia de un día llegar a ser parte del rebaño en el que Cristo es el Pastor (Jn 10,11).

¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!

Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El fuego que no quema...







Hermanos y hermanas en Cristo:

¡Paz en Cristo, Nuestro Dios y Señor!

“ Cuando hayan entrado ustedes en el país que el Señor su Dios les va a dar, no imiten las horribles costumbres de esas naciones. Que nadie de ustedes ofrezca en sacrificio a su hijo haciéndolo pasar por el fuego, ni practique la adivinación, ni pretenda predecir el futuro, no se dedique a la hechicería ni a los encantamientos, ni consulte a los adivinos y a los que invocan a los espíritus, ni consulten a los muertos. Porque al SEÑOR le repugnan los que hacen estas cosas. Y si el SEÑOR su Dios arroja de la presencia de ustedes a estas naciones, es precisamente porque tiene esas horribles costumbres. Ustedes deben ser perfectos en su relación con Dios. Esas naciones, cuyo territorio van ustedes a poseer hacen caso a los que pretenden predecir el futuro y a los adivinos, pero a ustedes el SEÑOR su Dios no les permite semejante cosa.” Dt 18,9-14

Hoy la humanidad entera, pero en especial los jóvenes, están cayendo en uno de los más graves peligros, en una de las más grandes trampas de Satán: El Ocultismo. Y cuando me refiero al Ocultismo, me refiero a todas sus ramificaciones: Esoterismo, brujería, magia, adivinación, superstición, chamanismo, y el pero de todos, el satanismo.

Dios el Señor, desde el Antiguo Testamento nos puso en guardia contra estos siervos del padre de la mentira. Pero en actualidad, los jóvenes se ven envueltos en los tentáculos de este monstruo de mil brazos llamado Nueva Era. La Nueva Era se presenta como la síntesis de todas las herejías (creen en la reencarnación, creen que todas las religiones son iguales, niegan la Divinidad de Jesucristo, invocan los muertos y a los demonios, niegan a la Santísima Trinidad, el Cielo y el Infierno, niegan o deforman la Doctrina de los Sacramentos, etc). Los jóvenes reciben este veneno a través de la música Rock (la mayoría, aunque no toda), de películas (Harry Poter, jóvenes brujas, Buffy la caza vampiros), programas de televisión (Sabrina la bruja adolescente) y lo hace de una forma suave, que no se vea la intensidad de su efecto.

Esto a llegado a penetrar hasta lo más profundo de algunas iglesias cristianas (el “arzobispo” luterano de Noruega se declaro abiertamente ateo). Hay algunas iglesias católicas (que nada tienen que ver ni con nuestra amada Iglesia Católica Tradicionalista en México, ni con la iglesia Católica Romana) que aceptan como parte de su Doctrina el esoterismo, la reencarnación y hasta el espiritismo.

Este tipo de practica parece ser un fuego (peligroso), pero también parece ser un fuego que no quema (parecería que es inofensivo, que no trae consecuencias).
Lamentablemente esto no es así. Cristo es Dios (Jn 1,1.18; Jn 3,13; Jn 8,58; Jn 10,30.33; Jn 20,28; Lc 24,52; Mt 2,11; Col 1,15; Col 2,9; 1 Co 9,5; Heb 1,3.6.8; Tito 2,13; Mt 28,19 ) y la nueva era lo niega.

La Sagrada Escritura nos enseña sobre la Santísima Trinidad (2 Co 13,13; Mt 28,19; 1 Jn 5,7). La nueva era niega a la Santísima Trinidad.

Cristo fundo UNA sola Iglesia (Mt 16,18) y le prometió estar con ella todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28,20) y ni siquiera los poderes del demonio podrán vencerla (Mt 16,19).

Cristo Instituyo los Sacramentos: Bautismo (Mt 28,19), la Confirmación (Hech 8, 14-17), la Santa Eucaristía (Lc 22,19-20; Jn 6,54; 1 Co 11,23-29; Hech 20,7), la Unción de los Enfermos (St 5,14; Mc 6,13), la Confesión (Jn 20,22-23), Orden Sacerdotal (1 Tim 3,1-11; Tito 1,5-7; Hech 6,1-8; 1 Tim 4,14; 1 Tim 5,22) y el Santo Matrimonio (Gen 1,27-28; Gen 2,22-24).La nueva era los niega todos.

El Señor Jesús nos enseña claramente: “Todo árbol bueno da fruto bueno, y todo árbol malo da fruto malo.” Mt 7,17 ¿Cuáles son los frutos de la nueva era? Familias divididas, aumento del consumo de drogas o alcohol, abandono de la Fe cristiana, practicas paganas o incluso satánicas...

Y todos empiezan como un juego o como una pequeña curiosidad. Pero en el fondo es el mismo pecado de Adán y Eva: querer ser como Dios (Gen 3,1-24).

Las tentaciones del maligno siempre se presentaran como buenas o por lo menos como apetitosas, tan solo hay que recordar las tentaciones que sufrió Nuestro Señor Jesucristo (Lc 4,1-13).

La Iglesia debe proteger a sus jóvenes y niños, los cuales serán los cristianos del mañana. Sus almas inocentes y puras son blanco fácil y constante de los ataques infernales.

Los ojos son la ventana del cuerpo (y yo diría del alma), es por eso que hay que tener cuidado con lo que les dejamos ver (aquí podemos añadir y oír) (Mt 6,22-23).

No podemos quedarnos sentados y sin hacer nada. Debemos hacer una Verdadera Evangelización, debemos luchar contra esta herejía. Nuestros pueblos de Latinoamérica no están Evangelizados (y dudo que alguna vez lo hayan estado). Debemos ser concientes de la GRAN COMISIÓN que Cristo nos entrego como Iglesia Vetero: VAYAN, PUES, A LAS GENTES DE TODAS LAS NACIONES Y HÁGANLAS MIS DISCÍPULOS, BAUTÍCENLAS EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. Mt 28,19.

Cristo nos comisiono para esta Misión: Luego Jesús les dijo otra vez: ¡Paz a ustedes! Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes! Jn 20,21

Recuerden que estamos luchando contra malignas fuerzas espirituales... Ef 6,12

Debemos utilizar todos los medios (humanamente hablando) de que dispongamos, pero sobre todo, debemos utilizar la gracia de Dios que se nos concedió desde el día de nuestro Bautismo.

Celebremos la Santa Misa todos los días si es posible. Que la adoración al Santísimo sea una practica constante, la Evangelización es parte de nuestra esencia, ya que somos MISIONEROS. Que la veneración a la Santa Madre de Dios sea fervoroso y constante.

Cuidemos de nuestros niños y jóvenes. Oremos por ellos, trabajemos por ellos.

Dejemos que los niños (y jóvenes) se acerquen a nuestro Señor Jesús (Mt 19,13-15).

Y nosotros cumplamos con la GRAN COMISIÓN QUE CRISTO NOS ENTREGO COMO VETEROS.

¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!

Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Homilía en la Fiesta de san Juan Crisóstomo...

Hermanos y hermanas en Cristo:

Hoy la Iglesia Universal esta de fiesta: hoy estamos Celebrando la Solemnidad de san Juan Crisóstomo. Tal vez pregunte, ¿Qué tiene de importante la vida de ese hombre? Les tratare de responder.
San Juan Crisóstomo nació en Antioquia, ciudad donde por primera vez se utilizo el nombre de cristianos para designar a los seguidores de Jesucristo.
Quedo huérfano de padre desde que era un bebe. Su madre, una joven llamada Antusa se hizo cargo de su educación. Estudio Retórica, sus aspiraciones en la juventud, eran las de cualquier joven: Tener una carrera, hacer dinero y tener fama. Pero encontró que la Verdadera Filosofía (como antiguamente se le llamaba a la Doctrina cristina) era lo que en verdad le daba sentido a su vida, era lo que lo hacia sentirse pleno. En este caminar se hizo monje, ermitaño, diácono, sacerdote y Arzobispo de Constantinopla.
Un hombre de una profunda oración, dormía solo un par de horas, trabajaba todo el día, que amaba a su prójimo con sinceridad y generosidad. Alguien que supo ver a la pobreza como un don de Dios. Alguien que se sabía prácticamente la Sagrada Escritura de memoria. El nombre de Crisóstomo significa “Boca de Oro”, ya que fue el más grande predicador que ha tenido la Iglesia en sus 2000 años. El sufrió persecución por un grupo de “Arzobispo, Patriarcas y Obispos” de mucho poder.

Pero esto no es lo más importante, no es lo más sobresaliente de su vida y ministerio.

Lo más importante a resaltar es que toda su vida fue: un acto de adoración a Dios, nacido de un amor total, pleno, único. Su vida, su predicación, su oración, sus actividades, todo era una ofrenda de alabanza a la Santísima Trinidad. Y deseo hacerlo dentro de la Iglesia. El vivió y murió dentro de la Iglesia que Cristo fundo y que hoy le reconoce como una Santo, aunque en su tiempo un grupo de “obispos y Patriarcas” poderosos lo hayan depuesto del Sagrado ministerio y lo haya Excomulgado. Esta deposición y esta excomunión no valieron para nada, ya que por encima de los Obispos, esta Cristo, el Obispo de obispos, la VERDADERA Cabeza de la Iglesia. Toda su vida fue dedicada a dar a conocer a Cristo en, por y a través de la Iglesia, aunque “oficialmente” los “obispos” poderosos lo consideraban como alguien que estaba fuera de la Iglesia.

Hermanos: La Primer Lectura tomada del libro del Profeta Isaías (Is 50,5-9)de este domingo nos dice: Ofrecí la espalda a los que me golpeaban... Todos sabemos que esta es una profecía concerniente a Cristo, nuestro Divino Salvador, pero san Juan Crisóstomo también supo ofrecer la espalda y todo su cuerpo para que lo maltrataran los “políticos y obispos” poderosos de este mundo, ya que como cristiano estaba llamado a seguirlos pasos de Cristo.

Nosotros estamos llamados a ver en san Juan Crisóstomo el prototipo de laico, de monje y de clérigo (diácono, sacerdote y Obispo), que supo amar a Cristo sobre todas las cosas, y que lucho por atraer más y más almas a la Iglesia, la cual es siempre reconoció como la esposa de Cristo.
Debemos imitar a este hombre que siguió fielmente a Cristo en la vocación que le dio. Que no tuvo miedo pese verse atacado y rodeado de un grupo numeroso de “clérigos” que actuaban como lobos rapaces.

El salmo y la carta del Apóstol Santiago (Sal 114; Sant 2,14-18) nos dicen lo mismo: La Fe se demuestra con obras: San Juan Crisóstomo se hizo famoso por sus homilías, pero se hizo santo por sus acciones (unidas, claro esta, a la gracia de Dios), no por sus palabras.

Por ultimo, el Evangelio nos muestra lo Central de la Vida de Sanjuán Crisóstomo: Lo importante, lo único que vale la pena, lo único que sigue adelante, es y siempre será Cristo. En el Evangelio de hoy escuchamos cuando Nuestro Señor Jesucristo le dice a san Pedro: ¡Apártate de mi Satanás! Porque tu no juzgas según Dios, sino según los hombres... (Mc 8,27-35)
En la Iglesia Vetero, lo importante es Cristo, lo importante es Cristo en su Iglesia, la cual es su Cuerpo Místico.
En el día de san Juan Crisóstomo lo importante no es hablar de san Juan Crisóstomo, lo importante es hablar y vivir el Evangelio, a ejemplo de san Juan Crisóstomo. Es importante su intercesión, pero más importante es seguir su ejemplo. Amar a Cristo sobre todas las cosas, amar a nuestra Iglesia Vetero como a la Esposa de Cristo y amar a los que nos persiguen como personas que han sido engañadas por Satán.

Cristo, nuestro Dios y Salvador, nos ha dado un regalo que no le ha dado a los demás: Nos a concedido ser Veteros. Iglesias cristianas hay muchas. Iglesias Católicas hay algunas. Pero solo hay una Iglesia que ha conservado TODA LA CATOLICIDAD, toda la Doctrina, toda la FE, los Siete Sacramentos, la Sagrada Escritura, la Tradición, la Sucesión Apostólica y la libertad de los hijos de Dios: Esta es la Iglesia Vetero. Por esta Iglesia Cristo murió y resucito (ya que no fue por el Templo de los judíos ni por la fe judaica), por esta Iglesia san Juan Crisóstomo lucho (ya que no fue por la iglesia imperial de los ricos y poderosos).
En esta Iglesia estamos, en esta Iglesia adoramos a la Santísima Trinidad, en esta Iglesia recibimos los Santos Sacramento de Dios, en esta Iglesia experimentamos la obra redentora de Cristo a través del Santo Sacrificio de la Misa.

Hermanos, oremos a Dios todopoderoso pidiendo la intercesión de san Juan Crisóstomo, pero sobre todo, imitemos la mayor enseñanza de este gran hermano que alcanzo la santidad: Amar a la Santísima Trinidad sobre todas las cosas, a la Iglesia Vetero como a nuestra Madre y Maestra y a nuestros perseguidores como a hermanos que han sido engañados por el maligno.

Dios los bendiga.

Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.

¡Somos soldados de Cristo!

Hermanos y hermanas Veteros:

¡Paz y amor en Cristo nuestro Dios y Señor!

Nosotros fuimos llamado por Dios para ser sus soldados... es normal que se nos ataque, ya que estamos en guerra.

¿Guerra contra quien?
Contra las malignas fuerzas espirituales.
Que a la humanidad causa tantos males.

¡Somos soldados de Cristo!
Seamos valientes en el combate.
El combate será hasta que Cristo vuelva, y debemos estar despiertos y en vela.

¡Somos soldados de Cristo!
Dios nos a escogido, Dios nos ha llamado, Dios nos ha amado,
Por que fuimos lavados por Cristo su Consagrado.

¡Somos soldados de Cristo!
Muchos abandonaran su puesto, muchos desertaran,
pero los que permanezcan fieles hasta el final se salvaran.

¡Somos soldados de Cristo!
Nuestras armas son la Palabra, la Oración y los Sacramentos,
Que nos consuelan en todos nuestros sufrimientos.

¡Somos soldados de Cristo!
Nosotros somos la fiel milicia terrenal,
La que, con la gracia de Cristo, vencerá al mal.

¡Somos soldados de Cristo!
No duden, no retrocedan, que Cristo volverá,
Y a sus siervos su salario pagara.

¡Somos soldados de Cristo!
Somos la Iglesia que Cristo fundo,
Somos la Iglesia que Cristo amo.

¡Somos soldados de Cristo!
Somos sus hijos, somos orgullosamente
Católicos de la Iglesia Vetero.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Oración...

Esta es una muy bella oración que nos fue enviada por el Rev. P. Jimy Bula, Sacerdote de la Comunidad hermana de Colombia.
Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.
Señor Jesús:
''Perdona mis pecados, Te amo mucho, te necesito para siempre ,estás en lo más profundo de mi corazón."Cubre con tu sangre preciosa, a mi familia, MI casa, mi hogar, mi empleo, mis finanzas, mis sueños, mis proyectos y a mis Amigos'.
'DIOS TE BENDIGA'POR SIEMPRE.
Amén.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Las familias Vetero


Hermanos y hermanas en Cristo,

¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!

La Iglesia Católica Tradicionalista en México promueve los valores de la familia, es por ello, que nuestro clero (la inmensa mayoría), desde el Arzobispo, Monseñor ++Victor Hugo García Cortés, junto a todos los sacerdotes y diáconos son casados.

La familia es una institución fundada por Dios mismo en el Jardín del Edén, cuyos objetivos son:
-Traer la bendición de los hijos al mundo.
-Ayudarse mediante la santificación mutua.
-Elevar el amor al rango de Sacramento.
-etc.

Ya el apóstol san Pablo, hablando sobre los Obispos, enseña en la Sagrada Escritura: “Si alguno no sabe gobernar su casa y a sus hijos, ¿cómo podrá gobernar a la Iglesia de Dios?” 1 Tim 3,1-11

El Sacramento del Matrimonio es algo tan grande, que desde el principio de los tiempos Dios lo Instituyo, Cristo lo elevo al rango de Sacramento y la Iglesia lo a defendido de los ataques del demonio a lo largo de dos mil años.

En los principio del cristianismo fueron algunos grupos gnósticos, de donatistas y marcionistas (es decir herejes) los que trataron de prohibir el Santo matrimonio tanto del clero como de los laicos. Pero el Espíritu Santo, sostuvo a la Iglesia Primitiva (=Vetero) para que el matrimonio fuera parte integral de la Iglesia, tanto en la vida de los Obispos como fue el caso de san Pedro (Mt 8,14-15), de los demás apóstoles (1 Cor 9,5), como de los Obispos (1 Tim 3,1—7), de los sacerdotes (Tito 1,5-7) y de los diáconos (1 Tim 3,8-11).

La Iglesia es la Esposa de Cristo (Ef 5,22-27) y por ese motivo la Iglesia pasa a ser Madre nuestra.

Oremos por las familias, pero defendamos la dignidad del Santo Matrimonio, en plenitud, tanto de los laicos como del clero, ya que NO EXISTE ninguna prohibición en la Sagrada Escritura sobre el Matrimonio del Clero. Dios bendice la Unión del hombre y de la Mujer. La Familia es la primer Comunidad de Fe que encuentra los bautizados, la familia es el lugar donde aprenderán a orar y a amar tanto a Dios como a su prójimo.

En 1 de Tim 4,3 san Pablo dice que al final de los tiempos los herejes prohibirán el Matrimonio. El matrimonio es una Piedra fundamental del Plan Salvifico de Dios, mediante el cual, el amor se vuelve Sacramento.

¡Bendito sea Dios que instituyo el Sacramento del Santo Matrimonio para TODOS los miembros de si Iglesia, tanto clérigos como laicos! ¡Pero más bendito sea porque nos dejo el Santo Matrimonio como una expresión finita de su AMOR INFINITO!

¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!

Monseñor ++Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Primado de la Iglesia
Católica Tradicionalista en México.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Bendición de una casa...
















La Oración del Nombre de Jesús...


La`oración a Jesús´, conocida también como `oración del corazón´ es una breve fórmula piadosa, Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí, algunas veces con el añadido: pecador, repetida en el marco de un método. Hay algunos entusiastas que quieren hacer retroceder su origen hasta los apóstoles, pero, al parecer, no es posible encontrarla, con sus características actuales, antes del siglo XIII.
Sin embargo, teniendo en cuenta la naturaleza de la `oración a Jesús´, se pueden descubrir sus orígenes en el ambiente de búsqueda de una oración continua que sella intensamente la historia espiritual de los primeros siglos cristianos, particularmente el peregrinar de los Padres del desierto. Es doctrina común del monacato primitivo la búsqueda del ideal de la oración continua. Se dice de San Antonio de Egipto (c.250-356), quien ha pasado a la historia como `el padre de los monjes´, que «rezaba constantemente, pues había aprendido que era necesario rezar incesantemente en privado». La aspiración a una oración incesante se nutre de orientaciones como las de San Pablo que exhorta a vivir «perseverantes en la oración» (Rom 12, 12) y a orar «sin cesar» (1Tes 5, 17).
Los ejercicios de la memoria o presencia de Dios y el combate contra pensamientos dañinos, así como la `meditación secreta' (krypte melete), como metódica y constante repetición, oral o mental, de una oración o frase corta o de una sentencia de la Sagrada Escritura, son el medio donde, a través de un largo proceso histórico, nace y se impone como fórmula privilegiada la `oración a Jesús´. Ireneo Hausherr, notable estudioso del tema, sostiene que la `oración´ es una fórmula abreviada que sintetiza la espiritualidad monástica de pénzos: lamentación, tristeza, dolor por los propios pecados.
Las jaculatorias
La repetición de jaculatorias, oraciones cortas, para alabar al Señor, obtener ayuda o para implorar perdón, se descubre en la temprana tradición cristiana. Ya en tiempos de Casiano (c.360-435) se va enlazando esta práctica con el propósito de alcanzar la oración continua. Otro testigo, de los numerosos que se pueden aducir, es San Juan Crisóstomo (c.344- 407), quien recomienda la repetición frecuente y sucesiva de unas mismas breves palabras. Sin embargo, la explícita invocación al Señor Jesús, como en la `oración´, no está necesariamente ligada a esta difundida práctica. Existe una gran libertad en la elección de la sentencia que se repite buscando la comunión con Dios. Así, por ejemplo, el mismo Casiano recomendaba en sus Colaciones: «Si queréis que el pensamiento de Dios more sin cesar en vosotros, debéis proponer continuamente a vuestra mirada interior esta fórmula de devoción: Ven, oh Dios, en mi auxilio, apresúrate, Señor, a socorrerme. No sin razón ha sido preferido este versículo entre todos los de la Escritura. Contiene en cifra todos los sentimientos que puede tener la naturaleza humana. Se adapta felizmente a todos los estados, y ayuda a mantenerse firme ante las tentaciones que nos solicitan». Arsenio (m. 449), monje del desierto, cuyos dichos son repetidos reverentemente por los monjes, por ejemplo, oraba diciendo: «Señor, dirígeme por el camino de la salvación». Sería fácil seguir citando oraciones breves de diversos padres en las que no se menciona explícitamente `Jesús' ni `Señor Jesús' o `Jesucristo´.
También es posible encontrar referencias a la invocación del nombre del Reconciliador, pero sin el recurso a la fórmula en la que cristalizó la llamada `oración a Jesús´ ni al marco metódico psico-físico que la acompaña. Como un ejemplo se puede citar una oración de Isaac de Siria, Obispo de Nínive (s. VII): «Oh nombre de Jesús, llave de todos los dones, abre para mí la gran puerta de tu casa del tesoro para que pueda entrar y alabarte, con la alabanza que nace del corazón, como respuesta a tus misericordias que vengo experimentando de un tiempo acá; pues tú has venido y me has renovado con la conciencia del Nuevo Mundo». Otro ejemplo, entre los muchos citables, es el del abba Sisoes, quien en una ocasión confiesa que durante treinta años había rezado así: «Señor Jesús, protégeme de mi lengua».
Componentes de la "oración a Jesús"
La fórmula que, entre diversidad de frases, va imponiéndose con el correr de los años es: Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador. Sus elementos se pueden encontrar en la Sagrada Escritura. Así, en la oración de los dos ciegos: «¡Ten piedad (eleison) de nosotros, Hijo de David!» (Mt 9, 27). En el ruego de la mujer cananea: «¡Ten piedad (eleison) de mí, Señor, Hijo de David!» (Mt 15, 23). En el pedido del padre del epiléptico: «Señor, ten piedad (eleison) de mi hijo...» (Mt 17, 15). En la oración de los diez leprosos: «!Jesús, Maestro, ten piedad (eleison) de nosotros!» (Lc 17, 13). También en la oración del ciego de Jericó, que San Marcos llama Bartimeo, que clama: «¡Hijo de David, Jesús, ten piedad (eleison) de mí!» (Mc 10, 47-48; Lc 18, 38-39). Un caso aparte, pero con toda probabilidad vinculado al surgimiento de la `oración a Jesús´, es la prototípica oración humilde del publicano aspirando a la misericordia divina: «¡Oh Dios! ¡Ten compasión de (hilaszeti = se propicio a) mí, pecador!» (Lc 18, 13). En una ocasión, San Juan Crisóstomo, reflexionando en torno al Salmo >, sostenía: «Resulta sumamente importante saber cómo debemos rezar. ¿Cuál es la forma correcta? La podemos aprender del publicano; y no tengamos vergüenza de tener como maestro a uno que ha dominado el arte tan bien que unas pocas simples palabras fueron suficientes para que obtuviera perfectos resultados... Si rezas como él lo hizo tu oración será más liviana que una pluma. Pues si este modo de orar justificó a un pecador, cuanto más fácilmente elevará a un hombre justo a las alturas». En los dichos de Ammonas, probablemente discípulo de San Antonio, hay un consejo en el que dice: «permanece en tu celda, come un poco cada día y lleva siempre la palabra del publicano en tu corazón. De este modo te salvarás». También Martirio, Obispo sirio de Bet Garmai, conocido igualmente como Sadona (s. VI), en su Libro de la perfección resalta el valor ejemplar de la oración del publicano en la necesaria práctica de la auto-acusación ante Dios y en la humildad de corazón.
En los pasajes citados y en muchos otros de los Evangelios están los elementos fundamentales de la `oración´; la gracia, la devoción y el tiempo harían el resto.
La teología del nombre
Es preciso señalar un elemento más en el surgimiento de la `oración a Jesús´. No se puede dudar de la influencia veterotestamentaria de la `teología del nombre de Dios´, ni de su particular concreción y profundización en el Nuevo Testamento en referencia al Señor Jesús, así como a las acciones realizadas en su nombre. Algunos ejemplos neotestamentarios de esta teología, además de los bien conocidos: «Santificado sea tu nombre» (Mt 6,9; Lc 11,2), del Padre Nuestro; o «bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19), de la misión apostólica, se pueden encontrar en referencias al nombre de Jesús, particularmente en la Carta a los Filipenses: «al nombre de Jesús, toda rodilla se doble —en el cielo, en la tierra, en al abismo— y toda boca proclame que Jesucristo es Señor» (2, 9-11); en los Hechos de los Apóstoles: «Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos» (4, 12); en el Evangelio según San Juan: «Pues sí, os aseguro que, si alegáis mi nombre, el Padre os dará lo que le pidáis. Hasta ahora no habéis pedido nada alegando mi nombre. Pedid y recibiréis, así vuestra alegría será completa» (16, 23-24), y el pasaje semejante en el mismo Evangelio (14, 12-14), entre otros.
En la I Corintios, San Pablo, en una concreción de la `teología del nombre´ veterotestamentaria, califica a los cristianos como aquellos «que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo en todo lugar» (1, 2), equiparando así a Jesús con Yahveh, cuyo nombre reverenciaban los israelitas. Se trata de una manifestación de fe en que Jesús es «el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16, 16). Todo esto se encuentra en el trasfondo de la historia de la `oración a Jesús´. En la primera mitad del siglo II, en El Pastor de Hermas, se descubre una referencia pertinente al tema del nombre. «El nombre del Hijo de Dios es grande e inmenso y sostiene todo el mundo. Ahora bien, si toda la creación es sostenida por el Hijo de Dios, ¿qué pensar de los que fueron por El llamados y llevan el nombre del Hijo de Dios y caminan en sus mandamientos? ¿Ves, pues, quiénes son los que El sostiene? Los que de todo corazón llevan su nombre. De ahí que El se hiciera fundamento de ellos y los lleve con placer sobre sí, puesto que ellos no se avergüenzan de llevar su nombre».
Los ejercicios de la invocación del nombre del Señor Jesús, entre los Padres del desierto son también, además de una manifestación de fe, fruto de la convicción, arrastrada de la mentalidad semítica veterotestamentaria, sobre el poder del nombre de Dios. Así, la invocación del nombre no se limita a una evocación piadosa sino que es además portadora de una fuerza o dinamismo que actualiza su presencia (ver p. ej. Ex 23, 20s. o Is 30, 27) e incluso un dinamismo salvífico. No faltan sentencias neotestamentarias que refuerzan esa tradición, por ejemplo: «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará» (Rom 10, 13; Hch 2, 21; ver el paralelo en Jl 3, 5).
Aproximación a sus raíces
Por lo visto, los remotos fundamentos históricos de la `oración´ se pueden trazar hasta los monjes egipcios del siglo IV, quienes se ejercitaban en la repetición de una palabra o sentencia para enfrentar los malos pensamientos y para pacificar la mente: la oración monológica. La conciencia de la fractura interior del ser humano y de su fragilidad subyace a esta disciplina espiritual que, más allá del combate contra pensamientos inconsistentes o ideas erradas, encuentra una vía positiva en la unificación de todo el ser en Dios. La búsqueda de la paz ambiental (huída del mundo), la soledad y el silencio, y la tranquilidad o paz del corazón constituyen, en sentido amplio, el camino hesicasta (termino derivado de hesiquia palabra griega para quietud, tranquilidad, reposo), que es, precisamente, de lo que se está hablando. Se trata del conjunto de medios cuyo ejercicio favorece la unión con Dios a través de la `oración incesante´, la continua memoria de Dios (mneme Zeoú ).
La invocación del nombre de Jesús, ya explícitamente, ya implícitamente, por ejemplo, al decir Señor, se encuentra bien documentada en los testimonios que tenemos de los medios monacales de esos tiempos. Pero, aun cuando en un sentido amplio se puede hablar con toda razón de que esas invocaciones o referencias son una plegaria a Jesús, no se trata todavía de la fórmula establecida que se conoce como la `oración a Jesús´. Es también en el siglo IV que se descubren testimonios fidedignos del uso de la aclamación Kyrie eleison (¡Señor, ten piedad!) en la liturgia. No es posible medir su influencia en los medios monacales, pero, sin duda, es un dato a ser tenido en cuenta.
Los diversos elementos estaban allí. Con toda seguridad fueron usados libremente, pero el desarrollo sistemático de `la oración´ tomaría aun cientos de años.
La invocación del nombre del Señor
Son muchos los Padres del desierto que parecen recomendar invocaciones semejantes a lo que sería finalmente la `oración a Jesús´. Un tal Macario, cuya precisa identidad todavía se discute, aunque algunos piensan que vivió en el siglo IV, sería uno de ellos. Diversas sentencias, escritos, y `cincuenta homilías´ son atribuidos al tal Macario sin que los expertos terminen de ponerse de acuerdo sobre la identidad del autor o autores ni sobre el alcance de las atribuciones. En el Ciclo copto de apotegmas de Macario (¿s. VII-VIII?) se puede leer: «Bienaventurado aquel que persevera, sin cesar y con contrición del corazón, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo». Y, en una enseñanza que parece ir más allá de la mera plegaria `monológica', se recomienda «poner atención en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo cuando tus labios están en ebullición para atraerlo, pero no trates de conducirlo a tu espíritu buscando parecidos. Piensa tan sólo en tu invocación: Nuestro Señor Jesús, el Cristo, ten piedad de mí».
Según el mismo Ciclo copto, Macario le habría aconsejado a Evagrio Póntico (345-399), quien al parecer estuvo hacia el 383 en el desierto de Nitria y unos años después en el de Las Celdas, entre el Cairo y Alejandría, permanecer siempre firme en el Señor, «pues no es fácil decir a cada respiración: Señor Jesucristo ten piedad de mí; yo te bendigo mi Señor Jesús, socórreme». Existen algunos lugares comunes sobre la oración entre las sentencias del Ciclo copto y otros escritos atribuidos a Macario, salvo la expresa invocación del nombre del Señor como en ellas aparece y que por su formulación permitiría aceptar una fecha posterior al siglo IV para esas sentencias.
En un texto atribuido a Evagrio se dice: «A cada respiración agregad una sobria invocación del nombre de Jesús y la meditación de la muerte y la humildad». El mismo texto aparece en un escrito de Hesiquio de Batos, del que se hablará más adelante. La opinión de Ireneo Hausherr sobre el texto de Hesiquio es que se está ante una metáfora, no todavía ante una técnica de respiración psico-física. De ser así habría que decir lo mismo de los textos del Macario del Ciclo copto y del atribuido a Evagrio.
Diadoco, obispo de Fótice (m. c. 468), es partidario de la purificación interior por la sanante memoria del Señor Jesús, meditando incesantemente en este glorioso nombre en las profundidades del propio corazón. En una ocasión enseña: «Si un hombre empieza a progresar cumpliendo los mandamientos e incesantemente llamando al Señor Jesús, entonces el fuego de la gracia divina lo impregnar», incluso a los sentidos exteriores del corazón». En otro pasaje afirma: «El intelecto, cuando hemos cerrado todas sus salidas por el recuerdo de Dios, exige, absolutamente, una actividad que ocupe su diligencia. Se le dará entonces el `Señor Jesús´ por única ocupación y para que responda por entero a su fin». Las condiciones ascéticas y morales como requisito para el `ejercicio del Nombre´ se perciben, por ejemplo, cuando dice: «Si el alma es turbada por la cólera, oscurecida por los vapores de la ebriedad, o atormentada por una tristeza malsana, el intelecto no será capaz de convocar la viva memoria del Señor Jesús, ni forzándolo».
Aun cuando Diadoco no parece conocer la fórmula de la `oración´, sus reflexiones sobre el uso del nombre del Señor, así como su teología bautismal por la que el hombre recupera la plenitud de la imagen, y la cooperación a la gracia para alcanzar la semejanza perdida y la unidad de su ser, constituyen pasos que van haciendo el ambiente para el nacimiento de la `oración´.
Barsanufio, el egipcio, y Juan de Gaza (s. VI), de quienes conservamos sus cartas espirituales, plantean una estrategia ascética para combatir los malos pensamientos mediante el recurso al nombre de Jesús, ya que el mejor medio de lucha es confiar, desde nuestra impotencia, en Aquél que nos da la victoria: «Cuando durante la salmodia, la oración o la lectura, te viene un mal pensamiento, no le prestes atención sino más bien concéntrate más en la salmodia, la oración o la lectura. Si el mal pensamiento persiste esfuérzate en invocar el nombre del Señor y el Señor te auxiliará y suprimirá las astucias de los enemigos». Y en otra ocasión: «cuando el ardor de la batalla aumenta, también tú aumenta tu fuerza clamando: `¡Señor Jesucristo! ¡Tú ves mi debilidad y mi aflicción, ayúdame y líbrame de quienes me persiguen (Sal 142, 6); a Ti acudo para refugiarme (Sal 143, 9)!'». Al hablar de la dispersión de la mente, se lee que uno debe recogerse diciendo: «Señor, perdóname en consideración del santo nombre». A pesar de las características que hemos podido apreciar, como parece obvio, aún no estamos ante la fórmula que luego cristalizará sino ante una devoción oracional al nombre del Reconciliador.
La fórmula oracional
La primera evidencia irrecusable de una versión de la `oración a Jesús´ se descubre en la Vida de San Dositeo, discípulo de Doroteo de Gaza (s. VI-VII), quien a su vez fue entrenado por Barsanufio y Juan. La biografía de Dositeo establece que Doroteo le transmitió la fórmula que repetía incesantemente: «Pues él (Dositeo) vivía en continua memoria de Dios. (Doroteo, su padre espiritual) le había transmitido la regla de que siempre debería repetir estas palabras: `¡Señor Jesucristo, nuestro Dios, ten piedad de mí! ¡Hijo de Dios, sálvame!' Por lo cual decía continuamente esta oración. Cuando enfermó, él (Doroteo) le dijo: `Dositeo, no descuides tu oración. Asegúrate que no abandones tu oración». Ya en este momento se puede afirmar que estamos ante una fórmula de la `oración a Jesús´, aunque todavía falta madurar algo más.
Conviene, también, traer a colación el testimonio de Filemón, de cuya vida no sabemos prácticamente nada, así como del tiempo en que vivió, aunque se puede estimar que fue hacia mediados del siglo VI. Filemón usó la `oración´, aunque sin llamarla de una manera específica. Veía en ella un buen medio para concentrarse evitando la disipación interior, así como un camino para mantener la memoria de Dios. Al recomendar un camino espiritual a un hermano, le dice: «Ve, practica la sobriedad en tu corazón, y en tu pensamiento repite sobriamente, con temor y temblor: `Señor Jesucristo, ten piedad de mí´». En otra ocasión amplía la fórmula: «Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí».
Así, paso a paso, vamos llegando a la Carta a los monjes del pseudo-Crisóstomo que, aunque difícil de fechar con exactitud, podría ser de este tiempo o algo después. En ella el anónimo autor opta por una única forma para ser incesantemente repetida: «Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador». La clave de esta aproximación se centra en la memoria y el corazón, punto de anclaje de la atención. Es allí donde debe acogerse el nombre del Señor. «Permanece en tu corazón clamando el nombre del Señor Jesús para que el corazón se fije profundamente en el Señor, y el Señor en el corazón, y los dos sean uno». Así, pues, habiendo sido fijada una fórmula, aún queda cierto trecho que recorrer antes de llegar a la metodología psico-física del monje de origen latino, Nicéforo, del siglo XIII.
San Juan y Hesiquio
San Juan Clímaco (580-650), vivió en el desierto del Sinaí, a las faldas del monte de Moisés, Jebel Musa. San Juan es ampliamente conocido por su `Escalera del Paraíso', que aún hoy es leída, durante la Cuaresma, en los monasterios ortodoxos. Es una obra muy popular también entre los laicos. En su obra, un indiscutible clásico espiritual de todos los tiempos, recomienda «que la memoria de Jesús está unida a tu respiración». Foco difusor de la `oración a Jesús´, juntamente con Gaza —Palestina—, es el Sinaí. Allí, en un monasterio, fue abad San Juan Clímaco. En su `Escalera´, sin embargo, la fórmula de la `oración´ no excluye otras variables. A estas alturas aún es la plegaria monológica, con diversidad de contenidos según las necesidades, la que se encuentra como el elemento clave del método hesicasta —espiritualidad del reposo— , del cual es magnífico exponente San Juan Clímaco.
Las dos centurias `Sobre la sobriedad y la oración´, atribuidas a Hesiquio de Batos (s. VII-VIII), constituyen uno de los más importantes testimonios del ejercicio del santo nombre de Jesús. Una y otra vez vuelve sobre el mismo tema quien escribe bajo el nombre de un higúmeno del monasterio de Batos, en el Sinaí. En la obra se va delineando un método, no sólo de hacer oración, sino de disciplina espiritual. La meta es recobrar la belleza y justicia original del alma. La sobriedad y la atención se intercambian en el marco de una estrategia de lucha contra los malos pensamientos. La humildad, la atención, la resistencia al mal y la oración son condiciones para la batalla espiritual. La búsqueda de la pureza de corazón y la memoria de los propios pecados permiten recibir la ayuda del Señor. «El recuerdo y la invocación ininterrumpidos de Nuestro Señor Jesucristo producen en nuestro interior un estado divino, a condición de que no seamos negligentes en la constante oración a Cristo, en la sobriedad perseverante y en la obra de la vigilancia. En todo tiempo sea así como invocamos a Jesucristo, Nuestro Señor, clamando con un corazón ardiente para entrar en comunión con su santo nombre, manteniéndolo como una chispa en nuestro corazón. Pues la constancia, en la virtud como en el vicio, engendra al hábito; y el hábito es como una segunda naturaleza», escribía Hesiquio casi al final de su primera centuria revelando la inmensa importancia que daba a la invocación del santo nombre.Pero, inspirándose en San Juan Clímaco, Hesiquio parece ir más lejos, al punto de haber servido de fundamento, o al menos de referencia, para las técnicas psico-físicas que aparecerán después. «A la respiración de tu nariz une la atención (nespis) y el nombre de Jesús». «Verdaderamente feliz es el hombre en quien la `oración a Jesús´ se prende al poder del pensamiento y lo llama continuamente en su corazón, así como el aire está unido con nuestros cuerpos y la llama a la mecha de la vela». A pesar de lo que parece implicar, lo impreciso aún del lenguaje no permite afirmar con total seguridad que lo que propone Hesiquio sea una coordinación de los ritmos respiratorios con la `oración´. De ser así habría que hacer retroceder la fecha del método psico-somático del siglo XIV a este tiempo en que vivió este monje sinaíta.
Svjatocha
El asunto de la fijación de una fórmula oracional que mencionando el nombre del Señor Jesús sea a la vez una confesión de fe en su divinidad, un reconocimiento de las propias culpas, y un pedido de misericordia se ha ido abriendo camino en los ambientes monacales de Africa y Asia Menor. Desde esos antiguos tiempos hasta el nuestro irá haciendo fortuna el ejercicio espiritual del nombre de Jesús, particularmente entre los cristianos orientales, bizantinos y rusos en especial. Para encontrar un testimonio de su presencia en Rusia no es necesario esperar a la difusión efectuada por Nilo Sorskii (1433-1509), ni a la traducción eslava de la Filocalia (Dobrotolubiye) por Paisij Velichkovsky (1722-1794), o las versiones del siglo pasado de Ignacio Briantchaninov (1807-1867) o de Teófano el Recluso (1815-1894). Es interesante señalar que ya hacia principios del siglo XII hay un testimonio de un monje ruso conocido como Svjatocha (o Sviatosa), que en el mundo habría sido un tal príncipe Nicolás. De él se ha dicho: «Nadie nunca lo vió ocioso. Siempre tenía las manos ocupadas en algún trabajo manual. Y en todo momento sus labios repetían: `Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí».
El método psico-físico
En este punto habría que referirse a un higúmeno de Constantinopla, una de las más notables figuras de su tiempo, Simeón, el nuevo teólogo (949-1022), particularmente a un tratado que corre bajo su nombre, pero que la moderna crítica atribuye a un monje del monte Atos llamado Nicéforo el Hesicasta o el Solitario, quien se cree que vivió en el siglo XIII y XIV, y que de ser este el caso, habría sido maestro de Gregorio Palamas, Arzobispo de Tesalónica (c. 1296-1359).
En las obras auténticas de Simeón, no parece haber evidencia de ideas como las que se descubren en el referido tratado aunque sí se percibe un acentuado cristocentrismo que lo podría haber predispuesto a la práctica de la `oración´ que, según testimonios, de alguna manera practicó. Hay quien considera los escritos de Simeón y su concepción de la vida mística como un puente entre los Padres y los monjes del desierto y los hesicastas de siglos posteriores.
Independientemente de la identidad del autor, la obra que interesa es: `Tres métodos de atención y oración´. El título es descriptivo. Descartando los dos primeros, presenta el tercero: el método hesicasta. Está precedido por la obediencia del corazón, y la constante presencia de Dios en la conciencia, estableciendo rectas relaciones con Dios, el padre espiritual, los demás hombres y las cosas. Insistiendo en la necesidad de estar libre de toda preocupación, con la conciencia tranquila y sin atadura pasional alguna, se debe: «mantener la atención dentro de sí mismo, en el corazón. Mantener la mente ahí (en el corazón), tratando por todo medio posible de encontrar el lugar donde está el corazón, para que una vez hallado, la mente se centre en él», y así «manteniendo la mente en atención, mantener a Jesús en el corazón, esto es, su oración: `Señor Jesucristo, ten piedad de mí´». Esta oración sería la base de toda la vida espiritual, pues es particularmente apta para superar la desintegración interior, domar las pasiones, conquistar la humildad y andar en presencia de Dios.
En el tercer método de `Tres métodos de atención y oración´, claramente se pueden notar dos ejercicios y una técnica psico-física que aspira a la liberación de las pasiones y al recogimiento interior, favorecidos por las técnicas corporales. Por lo que se ha venido viendo parece claro que la `oración´ no requiere necesariamente de técnicas corporales externas, aún cuando para el pseudo-Simeón aparezcan íntimamente vinculadas.
Estos planteamientos son semejantes a los del referido Nicéforo en un escrito, al parecer, definitivamente suyo: `Sobre la sobriedad y la guarda del corazón´. En él dice: «Tú sabes que tu respiración es la inhalación y exhalación de aire. El órgano que sirve para esto son los pulmones que están alrededor del corazón. Así que el aire que pasa por ellos envuelve al corazón. Es así que la respiración es una vía natural al corazón. De modo que habiendo recogido tu mente en ti mismo, condúcela por el canal de la respiración por el que el aire llega al corazón y, juntamente con el aire inhalado, fuerza a tu mente a descender al corazón y permanecer ahí». Más adelante dice Nicéforo: «Además, debes saber que cuando tu mente queda firmemente establecida en el corazón, no debe permanecer en silencio y sin hacer nada, sino que debe repetir constantemente la oración: `¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí!´, y nunca cesar. Pues esta práctica, manteniendo la mente libre de sueños, la vuelve evasiva e impenetrable a las sugestiones del enemigo y cada día la conduce, más y más, a amar y anhelar a Dios». Si Nicéforo el Solitario es autor también del tratado `Tres métodos de atención y oración´, la fecha de éste tendría que llevarse hasta fines del siglo XIII, o las primeras décadas del XIV.
Fase atónita
Hasta acá el desarrollo del método se ha venido presentando, salvo algunos adelantos como las referencias al pseudo-Simeón y a Nicéforo, desde la llamada `fase sinaíta' de la oración hesicasta. El paso a la `fase atónita´ —en referencia al monte Atos— se dará a través de Gregorio el sinaíta (1255-1346), quien aprendiéndola en el monte Sinaí, profundizándola con el anacoreta Arsenio, en Creta, la lleva al monte Atos donde se produce una renovación de la vida interior. Gregorio es considerado el restaurador del hesicasmo y de la oración incesante en Atos. Sus consejos tienen un carácter práctico y presentan el método con magistral claridad: «Colócate en un asiento o incluso en un lecho, curva la espalda, inclina la cabeza sobre el pecho, recoge tu espíritu y enciérralo en tu corazón y fija toda tu atención. Repite entonces de una manera continua, ya de viva voz, ya mentalmente esta invocación: `Señor, Jesucristo, ten piedad de mí´o `Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí´ (a la que algunos añaden «pecador» como culminación). Vigila bien que el espíritu no se escape de tu corazón, evita cuidadosamente todo pensamiento extraño (sus avisos se extienden a la presencia de colores, imágenes o formas, advirtiendo especialmente contra la imaginación-fantasía), aunque fuera noble y excelente, pues te distraería del pensamiento de Dios. Para ello retarda el ritmo de la respiración». En Atos la fórmula, empleada por los monjes en Gaza y en el Sinaí, quedará fijada y vinculada a ejercicios psico-somáticos, en el marco, para entonces ya tradicional de la purificación del corazón, la lucha contra las pasiones y el recogimiento en Jesucristo.
Sin embargo, un contemporáneo suyo, Máximo Kausokalybe, varía un tanto la fórmula repitiendo también, junto al nombre de Jesús, una invocación a Santa María. No obstante que para este tiempo no había ya la total libertad que se ha visto en siglos pasados, aún parece darse una relativa libertad en la elaboración de la fórmula, siempre y cuando incluya la invocación a Jesús, a la que, siguiendo la `teología del nombre´, se otorga un singular poder. Sin embargo no es conveniente —según sostiene Gregorio el sinaíta— cambiar con frecuencia la fórmula de la plegaria .
Se hace necesario, también, mencionar al famoso teorizador de la `oración del corazón´ Gregorio Palamas (1296-1359), a quien la Iglesia oriental venera como un gran santo. Fue un entusiasta del hesicasmo, que con él alcanza gran difusión. Sus enseñanzas, de alto vuelo teológico, conocidas como «palamismo», luego de recibir un rechazo inicial de la Iglesia bizantina, fueron apoyadas, principalmente por el Sínodo de Constantinopla de 1351, divulgándose ampliamente. Quien llegara a ser Obispo de Tesalónica, sufrió los embates del monje Barlaam, un platonizante anti-místico, cuestionador del hesicasmo. La llamada `polémica palamita´ sirvió para esclarecer los alcances del movimiento hesicasta y para dotar a lo que se podría denominar como neo-hesicasmo de una profunda fundamentación teológica.
Por último, una breve referencia a Calixto II, Patriarca de Constantinopla, e Ignacio, monjes del monasterio Xantopulos del monte Atos (s. XIV), autores de Direcciones para los hesicastas, en cien capítulos. Se trata de un tratado instructivo, para novatos, lleno de pormenorizadas orientaciones para poner los medios, con la ayuda y gracia de Dios, que lleven a responder a la economía de Cristo, despojándose del viejo Adán y revistiéndose con el nuevo hombre espiritual. El texto muestra como su núcleo las enseñanzas de Nicéforo sobre: «El método de ingresar al corazón por la atención mediante la respiración,untamente con la oración: `Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí´». Resulta significativo que las instrucciones cubren una variedad de aspectos constituyendo al mismo tiempo un tratado de la teología de la oración y también un plan de vida para el hesicasta. Los esfuerzos por demostrar los antecedentes de `la oración´ propuesta en San Juan Crisóstomo, San Juan Clímaco y Hesiquio, entre otros, son notorios.
Algunas precisiones más
El contexto de la oración a Jesús es la fe. El obispo griego-ortodoxo Kallistos Ware, sostiene: «El Nombre es poder, pero una repetición puramente mecánica, por sí misma, es incapaz de lograr algo. La Oración a Jesús no es un talismán mágico. Como en todas las operaciones sacramentales, se requiere que el hombre coopere con Dios a través de su fe activa y su esfuerzo ascético. Estamos llamados a invocar el Nombre con recogimiento y vigilancia interior, manteniendo nuestra mente en las palabras de la Oración, conscientes de a quién nos dirigimos y quién nos responde en nuestro corazón». Este autor contemporáneo, conocedor del entusiasmo por las disciplinas orientales del mundo hodierno, dice enfático que la `oración a Jesús´ «no es un instrumento para ayudarnos a concentrarnos o relajarnos. No es simplemente una parte de un `yoga cristiano´, un tipo de `meditación trascendental´ o un `mantra cristiano´... es una invocación dirigida a otra persona: Dios hecho Hombre, Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor».
Kallistos Ware insiste en el carácter secundario que la tradición hesicasta otorga a las técnicas psico-físicas, resaltando la centralidad de la `oración del nombre de Jesús´, de la `oración del corazón´ (de la mente en el corazón), que como verdadero don de Dios no está ligada a técnica alguna. Sin embargo, partiendo de la concepción de la unidad del ser humano, afirma: «El cuerpo no es sólo un obstáculo que sobrepasar, una protuberancia de la materia a ser ignorada, sino que tiene un rol positivo que jugar en la vida espiritual y está dotado con energías que pueden ser encauzadas para el trabajo de la oración». Sería, pues, sólo como una ayuda para la concentración en `la oración´ que el método neo-hesicasta emplea las posturas corporales, el sincronizado ritmo respiratorio y la concentración cordial.
Según hemos visto, la `oración a Jesús´ responde a un largo proceso que se extendería desde los ambientes del monacato primitivo, hacia el siglo IV, hasta nuestros días. Baldomero Jiménez Duque afirma que: «en el Oriente cristiano se llega así a un método de orar, al margen de lo estrictamente litúrgico, con una estratificación a ultranza, que comporta sus ventajas y sus riesgos». En verdad se trata de todo un método con sus ejercicios y disposiciones preparatorias; con sus grados: vocal, mental, cordial-espiritual; con una teología subyacente, y con una clara meta: la unión con Dios, descrita como «zeosis», deificación.
La oración a Jesús en Occidente
Si bien la difusión en occidente de la `oración´ se ha producido, principalmente, a través de las sucesivas ediciones de los `Relatos de un peregrino ruso´, y de las traducciones de la `Filocalia´, selección de textos sobre la `oración a Jesús´ y el hesicasmo, hay algunas anotaciones finales que hacer.
No parece equivocarse el trapense Basil Pennington cuando afirma: «la expresión oración a Jesús es un paraguas que cubre una variedad de métodos». Habría una sencilla práctica devocional de repetir el nombre del Señor. También se daría el uso de jaculatorias con amplia libertad. Y finalmente el método fijado por el neo-hesicasmo con la fórmula y las prácticas psico-físicas, en diverso grado.
En relación a lo primero, en occidente existe también una gran devoción al nombre de Jesús. San Ambrosio de Milán (333-397), San Agustín de Hipona (354-430), San Pedro Crisólogo (c.406-450), San Beda el Venerable (673-735), son tempranos testigos de ello. En los siglos XI y XII, San Anselmo de Cantorbery (1033-1109) y los autores de la escuela cisterciense expresan frecuentemente una afectiva devoción al nombre del Señor Jesús. También los franciscanos, tras las huellas de San Francisco de Asís (1181-1226), manifiestan una notable piedad hacia el nombre de Jesús. Las `fraternidades de Jesús´ o del `Buen Jesús´, son un testimonio más. El apasionado místico inglés Ricardo Rolle (1300-c.1349) y el Beato germano Enrique Suso (c.1295-1365) difunden con sus escritos la devoción al nombre del Señor. Esto ocurre en el mismo siglo en que, al parecer en Suecia, surgió una «orden del Nombre de Jesús». Un testimonio particularmente significativo es la difusión hacia el siglo XIV del `Anima Christi´ con la invocación `¡Oh buen Jesús, óyeme!'. En el siglo XV, bastaría citar a San Bernardino de Siena (1380-1444), el famoso predicador franciscano que difundió, en medio de polémicos esclarecimientos, la devoción al santo nombre de Jesús, que gustaba representar con el trigrama IHS, desarrollando la `h´ en forma de cruz. En el mismo siglo la Iglesia, con la intervención del Papa Sixto IV (del 1471 al 1484), aprobó la fiesta del Santo Nombre de Jesús que, aunque en forma restringida, aún se celebra hoy.
Más adelante, y por si fuera poco, Fray Luis de León (1527-1591), en su clásico `De los nombres de Cristo', culmina su enumeración de los nombres del Señor con: Jesús. En el marco de una `teología del nombre', el preclaro agustino del Siglo de Oro español, escribe: «El nombre de Jesús... es el propio nombre de Christo, porque los demás que se han dicho hasta agora, y otros muchos que se pueden dezir, son nombres comunes suyos, que se dicen dél por alguna semejança que tiene con otras cosas de las quales también se dizen los mismos nombres». Otro agustino español, el valenciano Jerónimo Cantón (1555-1636), escribió hacia principios del siglo XVII una obra titulada `Excelencias del Nombre de Jesús, según ambas naturalezas´, por encargo de una cofradía de Tarragona, dedicada al Santísimo Nombre de Jesús. Estas pocas referencias —entre las muchas que se podrían mencionar— dan una idea suficiente de la explícita importancia devocional que en occidente se le ha venido dando al nombre del Señor Jesús.
La oración mediante jaculatorias es conocida en occidente, por lo menos, desde tiempos de San Agustín y Casiano, como se ha señalado. Las aspiraciones o piadosas invocaciones que elevan a la persona a Dios y recuerdan su presencia forman parte de la espiritualidad carmelitana, entre otras. Al presentar los Abecedarios espirituales de uno de los grandes maestros de la oración aspirativa en el Carmelo, Juan Sanz (1557-1608), el estudioso carmelita Rafael López Mélus, escribe: «La oración de jaculatorias nació, sobre todo, por obra de San Agustín, pero es la Orden del Carmen quien parece se ha apropiado de ella, y trabaja por llegar a la cumbre practicándola y dándola a conocer entre las almas». La tradición oriental traída por Casiano se mantuvo a lo largo de los siglos en medios monásticos y piadosos. Por ejemplo, la hermana Kunne Ginnekins (m. 1398), discípula del fundador de la `Devotio Moderna', Gerardo Groote (1340-1384), repetía incesantemente esta o una jaculatoria similar: «¡Querido Señor Jesús, cuándo vendrás a mi casa?» En su larga agonía, hay testimonios que así lo indican, San Francisco Javier (m. 1552) repetía incansable: `¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí! ¡Oh Virgen, Madre de Dios, acuérdate de mí!'. La oración por jaculatorias y aspirativa ha sido muy alabada y alentada en un receptivo occidente. Habría incluso que decir que la vida espiritual en occidente, a lo largo de los siglos, está regada de oraciones breves y fervientes.
El padre Hausherr, en su obra El Nombre de Jesús, refiere algunos datos, verdaderamente inverosímiles, de unos campeones occidentales de la oración por jaculatorias en este siglo XX. El jesuita William Doyle que apuntaría a cien mil (sic) repeticiones diarias, superado por un lasallista, el hermano Mutien-Marie, de quien se decía efectuaba unas trescientos setenta mil (sic) aspiraciones al día. Juan Bautista Reus (m. 1947), otro jesuita, quizá siguiendo tradiciones que se remontan al tiempo del fundador San Ignacio de Loyola (1491-1556) o atento a las orientaciones del quinto General de la Compañía de Jesús, el napolitano Claudio Aquaviva (1545-1615), quien recomendaba «volar mentalmente hacia Dios por medio de frecuentes aspiraciones y así encontrar a Dios presente en todo lugar», repetía unas doce mil veces al día la jaculatoria: «Jesús, José y María». Obviamente no se trata de una competencia, pero estos testimonios, más allá de las asombrosas cifras, claramente dejan sentado que también en occidente se practica el ejercicio de breves oraciones dirigidas a Dios como saetas de amor, en cuya trayectoria surgió la `oración a Jesús´.
En relación a la práctica de ejercicios corporales en la oración, basten dos testimonios. El primero es de Santo Domingo de Guzmán (1170-1221), de quien se recogen, en Las nueve maneras de orar de Santo Domingo, diversas posturas y ejercicios corporales para favorecer la oración. Por la coincidencia con el tema de la `oración´ recogemos parcialmente un relato del Segundo modo de orar. «También Santo Domingo con frecuencia solía rezar echándose al suelo, el cuerpo estirado y apoyada la cara sobre el piso. Entonces con el corazón compungido decía las palabras del Evangelio, a veces lo suficientemente alto como para ser escuchado, `Señor, ten piedad de mí pecador´». No era la única cita que usaba, ni tampoco era la única postura que asumía en oración. El otro testimonio es el de San Ignacio de Loyola, quien en sus Ejercicios espirituales da diversas orientaciones sobre varias posturas corporales, ambientes, uso de potencias, y ritmos respiratorios. Así, por ejemplo, sobre esto último dice: «El tercero modo de orar es, que con cada un anhélito o resollo se ha de orar mentalmente diciendo una palabra del Pater noster o de otra oración que se rece, de manera que una sóla palabra se diga entre un anhélito y otro».
El ejercicio de la `oración a Jesús´ del neo-hesicasmo, con las características con que se ha venido dando en el oriente no se ha dado en occidente, salvo como un trasplante en los últimos tiempos. Sin embargo, los elementos que aparecen bajo ese amplio `paraguas´ que es la `oración´, la devoción al nombre de Jesús, la práctica de jaculatorias, incluso incesantemente repetidas, y la intervención de ciertos ejercicios corporales en la oración, sí se encuentran en la tradición occidental, aunque no con idénticas características que en aquella tradición que nació y se fortaleció en tierras de Egipto, Palestina, Siria y Grecia.